domingo, febrero 23, 2014

LA FALTA DE DESEO EN ELLOS

RECUPERAR EL DESEO


Casi siempre se habla del trastorno del deseo en la mujer y la falta de apetito sexual, esto es porque nosotras acusamos más frecuentemente este problema y acudimos a un especialista para solucionarlo, pero lo cierto es que tanto hombres como mujeres padecen esta falta de deseo, existe el mito extendido de que el hombre siempre le apetece el sexo y a veces pensamos que si no es así se pone en duda su hombría y virilidad, es la sensación de sentirse menos hombre por no querer tanto sexo como cree que debería y eso afecta a su estado de animo, a su humor, con lo que empeora aún más el problema. No es verdad que el hombre está siempre preparado para el sexo, exactamente igual que las mujeres se ven afectado por el estrés y por el cansancio, el forzarse para tener sexo y así demostrar su masculinidad, agrava el problema, llevando muchas veces a mantener la erección o eyaculación precoz.
Nosotras llevamos peor que a ellos no les apetezca tener sexo, puesto que ellos no necesitan ningún vinculo afectivo para tener sexo, las mujeres lo relacionamos con el afecto, así que cuando la mujer no sufre la falta de deseo, el hombre no lo suele llevar a lo personal, en cambio, cuando es al revés, la mujer lo interpreta como que ya no es deseada o amada y eso hace que las tensiones aumente, siendo más peligrosa la falta de deseo masculina para la relación que la femenina. Cuando se sufre este tipo de problema se debe acudir aun especialista, para descartar problemas hormonales, una de las causas de la disminución del apetito sexual es el estrés y las preocupaciones cotidianas, el trabajo, la familia, la economía, no dejan espacio para las fantasías y la intimidad. Cuando el sexo no es satisfactorio supone un gran esfuerzo el que llegue a los niveles esperados, el apetito sexual acaba resistiendo, los conflictos dentro de la relación de pareja es una de las causas frecuente de la falta de deseo en ambos, si existe una falta de intimidad y de comunicación, sobre todo a nivel sexual y afectivo, hacen que las relaciones sexuales sean frías y eso lógicamente, hace que deje de apetecer, hay que encontrar momentos para la pareja y evitar caer en las relaciones rutinarias, ya se sabe que es difícil con la cantidad de obligaciones y el estrés cotidiano, pero merece la pena el esfuerzo. Todos los hombres quieren quedar bien en las relaciones sexuales de pareja, además piensan que siempre tienen que ser los responsables del placer de la mujer, estos deseos de satisfacer a la pareja pueden generar una respuesta de ansiedad que dificulta las ganas y el deseo y por lo tanto afecta a la erección y la eyaculación. Cuando se pierde el deseo sin causa alguna, se debe trabajar para mantener ese deseo, puesto que con el amor no basta, no se requiere grandes acciones, una llamada cariñosa, una sorpresa, una invitación, el contacto afectivo y la insinuación sexual en una cena romántica, son gestos cotidianos para que la pasión y el deseo no haga mella en la relación. Hay que buscar una solución a cada problema y atreverse a cambiarlo, defender la capacidad para disfrutar, tomar la iniciativa y tomarse el tiempo para acariciarse y sentir al otro, en este caso la meta es todo el encuentro erótico, no la penetración.
El aburrimiento puede terminar con el deseo en una pareja si no se toma conciencia de que se esta cayendo en la rutina, la falta de deseo sexual es uno de los primeros indicadores de este problema. Cuando las relaciones se llevan a cabo el mismo día de la semana, a la misma hora, en la misma situación y exactamente de la misma manera, no es muy difícil sentir esa falta de deseo, hay que buscar romper la rutina, introducir cambios para que el sexo no sea aburrido y desear el encuentro, que este sea esperado en lugar de una obligación que tengas que cumplir.








" Normalmente el deseo y la excitación sexual van de la mano pero no siempre sucede así; podemos experimentar el deseo y no la excitación o sentir la excitación sin llegar a tener un deseo fuerte. Los prejuicios y los tabúes, las creencias sobre la suciedad del sexo y las prohibiciones relacionadas con los órganos sexuales, así como los prejuicios desarrollados culturalmente son algunas de las causas principales que inhibe el juego erótico y el deseo sexual "

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